martes, 17 de julio de 2012

¿SE INVALIDARÁ LA ELECCION PRESIDENCIAL?




Promovido por el Movimiento Progresista el juicio de inconformidad ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), ya descartado el fraude electoral y la anulación de la elección, Andrés Manuel López Obrador enfocó sus baterías a la invalidez de la elección presidencial del 1º de julio.



Así pues, el objetivo de López Obrador no es que se limpie la elección, ensuciada por prácticas nocivas de todos los partidos, sino que pretende que se declare la invalidez de la elección presidencial y esta quede sin efecto, para que el congreso nombre un presidente interino y que se convoque a nuevas elecciones.



En un plano teórico es posible la invalidación de la elección presidencial siempre y cuando se configuren las hipótesis jurídicas, con pruebas fehacientes que hagan posible concluir la violación de los principios constitucionales rectores del proceso electoral respectivo, sin embargo si se toma como base lo que se ha dicho y se ha mostrado, no se percibe jurídicamente posibilidad alguna de que eso suceda.

De ahí que la invalidez interpuesta por el tabasqueño, está sustentada jurídicamente en la violación del artículo 41 de la Constitución mexicana, que establece los principios rectores: de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, objetividad y equidad de los procesos electorales.

Al efecto según AMLO, el PRI violo dicha disposición constitucional con la compra de 5 millones de votos; el rebasar en 4.263 millones de pesos el tope máximo de campaña; uso de las encuestas propaganda para confundir; inequidad en el trato de los medios de comunicación para favorecer a Enrique Peña Nieto y otros motivos de inconformidad.

Cabe subrayar que López Obrador ha invocado como precedente la invalidez de la elección del presidente municipal de Morelia, sin embargo para echar abajo la elección presidencial hará falta mucho más argumentos que un logotipo del PRI pegado en el short del boxeador Márquez.

Sobra decir que AMLO está en su derecho de impugnar el triunfo de Peña Nieto. Acudir a todas las instancias legales y presentar las pruebas que dice tener de la compra de voto, el monto de los gastos que rebasaron el tope de campaña, la parcialidad del IFE, inequidad de la Televisoras etc., Ya hubo un recuento de más de la mitad de las casillas. No se registró variación en el resultado.

Por otra parte López Obrador tendrá todo este tiempo los reflectores de su lado. Si después de ese día mantiene su teoría de la invalidez y manda al diablo a las instituciones como hace seis años, sufrirá un aislamiento político definitorio incluso de su propio partido, que ya estará viendo para otro lado.



Por tanto el hecho que la izquierda haya recurrido a los instrumentos constitucionales para impugnar, podría interpretarse como un mensaje de que se apegaría a la legalidad, pero si el fallo del TEPJF no les favorece dejan abierta la posibilidad de recurrir la posición extrema a la que llegaron en 2006 no obstante que no les hizo mucho bien frente a los ojos de los electores

En ese orden de ideas hoy tendríamos que dar el beneficio de la duda para ver a AMLO mucho más maduro, mucho menos belicoso que en el 2006; más institucional, porque finalmente habrá madurado algo en el camino.

En definitiva corresponderá al TEPJF antes del 6 de septiembre próximo, resolver el juicio de inconformidad sobre la validez de la elección presidencial de EPN, promovido por el Movimiento Progresista previo estudio de los agravios y sus pruebas, se antoja difícil por no decir imposible que los magistrados declaren invalida la elección presidencial, pero más difícil que el tabasqueño la acepte.
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