domingo, 26 de octubre de 2014

El caso de Iguala y la Imagen de México.





Tamaulipas Mèxico.- La muerte y desaparición de 43 estudiantes de la escuela Normal de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero, y la ejecución de civiles por el Ejército mexicano en Tlatlaya, Estado de México, han puesto a prueba la credibilidad nacional e internacional de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto en materia de derechos humanos.

Sobra decir que las manifestaciones y protestas por los estudiantes masacrados en Iguala ocupan ya la atención mundial, y su efecto está siendo devastador para el gobierno federal, si se avanzó mucho en 22 meses de administración, las dos masacres han impactado negativamente la imagen del país, particularmente en las expectativas de inversión.

Cabe subrayar que a un mes de la tragedia de Iguala, resulta incomprensible para la nación y el mundo, que un gobierno que se propuso mover a México a través de reformas estructurales, ahora se encuentre paralizado frente a esta tragedia.

Conviene señalar que solo la presión social, así como las multitudinarias movilizaciones en todo el país de Normalistas, padres de desaparecidos de Ayotzinapa, universitarios, movimientos sociales defensores de derechos humanos, organismos internacionales, medios de comunicación prácticamente todos, demandaron la salida del gobernador guerrerense Ángel Aguirre Rivero.

Al efecto la licencia de Aguirre Rivero para separarse del cargo autorizada por el Congreso de Guerrero, aunque tardía no resuelve el problema, pero si contribuye para bajar la presión a esa entidad federativa y al resto del país que acumulan graves tensiones sociales que están en riesgo de estallar.

Así pues, como titular del Ejecutivo estatal, Aguirre actuó o dejó de actuar en función de su responsabilidad como gobernador. Las investigaciones determinarán si procedió conforme a Derecho o incurrió en alguna ilegalidad.

En vista de ello, se mantiene como prioridad la exigencia principal de que sean localizados los desaparecidos. Pero también que sean detenidos los dos principales presuntos inculpados de este crimen: el narco alcalde José Luis Abarca y su esposa.

En concordancia que se aclare de quién son los cuerpos encontrados en más de una veintena de fosas clandestinas que fueron apareciendo con los días; que se castigue a quienes permitieron por acción u omisión que las policías municipales estuvieran al servicio de grupos criminales;

Así como también que se deslinden responsabilidades en los tres niveles de gobierno, porque no puede haber impunidad en un caso tan grave como este.

Por otro lado cada día que ha ido pasando sin que aparezcan los desaparecidos ha incrementado el costo político para los tres órdenes de gobierno, que lejos de ver desvanecida su responsabilidad, cada vez se encuentran más comprometidas, conforme van saliendo a cuentagotas los detalles de una criminal operación, que a su vez abrió la cloaca de la narcopolítica, corrupción, criminalidad y violencia, con epicentro en Iguala, que ha sacudido a todo el país.

Por tanto es inconcebible que el padre Alejandro Solalinde tenga información de que los desaparecidos fueron muertos y quemados y el Estado mexicano, con los cuerpos de inteligencia de la, SEDENA, SM, PGR Y CISEN, no hayan localizado a los normalistas desaparecidos o ya saben dónde están, y si están muertos, no saben, no han querido dar a conocer cuál sea la verdad por cálculos políticos.

En definitiva el secuestro y desaparición de 43 normalistas del estado de Guerrero ha evidenciado que la primera reforma estructural que debió haberse promovido era la del Estado de Derecho, en sus componentes de aparatos de seguridad pública, procuración de justicia y sistema judicial. De manera especial para enfrentar dos fuentes estructurales de injusticia en el país: corrupción e impunidad.
lucarrso@hotmail.com
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martes, 14 de octubre de 2014

Iguala Guerrero la masacre.


Un narco-estado se define como un régimen político neoliberal tecnocrático que se encuentra fuertemente influenciado, con la presencia de representantes de la delincuencia organizada ligada al narcotráfico en sus distintos gobiernos, la economía, las finanzas y la sociedad, amparados por sus potestades legales con un fuerte déficit de legitimación institucional.

Viene a cuento lo anterior por la desaparición y probable asesinato de 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa Guerrero y el hallazgo de 28 cuerpos humanos en narcofosas, confirman que en Iguala se construyó un narco-municipio, con un alcalde fugitivo José Luis Abarca y una red de infiltración del cártel “Guerreros Unidos” presuntamente llega hasta el gobierno de Ángel Aguirre.

Al efecto el presidente municipal de Iguala, representante de este nuevo orden de gobierno, aplicó su ley con la matanza de los estudiantes de Ayotzinapa en un contexto de impunidad en el cual los principales responsables son el gobernador Ángel Aguirre Rivero, ahora acusado de haber ganado la elección presuntamente con dinero del narcotráfico.

De ahí que Ángel Aguirre es el nuevo villano de la vida política mexicana. El malo de la película, el candidato seguro a ser echado de algún modo por el gobierno federal o Congreso Local, ya sea por omisión o ineptitud corresponsable del caos que vive el Estado de Guerrero.

En tanto el presidente Enrique Peña Nieto, sigue ofertando la reforma energética, sin priorizar la inseguridad, la violencia delincuencial y política que flagela al país. Por lo que sería un error presumir que con la salida de Ángel Aguirre se acaban los problemas de su estado o del país. Aunque Aguirre merece perder su cargo, la crisis de inseguridad es más grande que la caída de un gobernador.

Es por eso que sin resolver los temas de inseguridad, impunidad y corrupción no hay reformas estructurales que valgan, ni Pactos, ni premios internacionales, ni bombardeos indiscriminados de spots. Aquí cabe preguntar ¿Qué va hacerse para que en el país estas masacres criminales y violación de derechos humanos no vuelvan a ocurrir?

En consecuencia el quid de la cuestión está en la falla de las instituciones y no únicamente en los funcionarios, el origen del problema va más allá de ellos. Estamos ante un problema del sistema, en todos los órdenes de gobierno y sus Poderes. Por la descomposición no hay soluciones milagro, pero para empezar debe reconocerse el problema, sus causas estructurales y las soluciónes.

Por otro lado las movilizaciones de los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, rodearon las instalaciones del Palacio de Gobierno de Chilpancingo y dejaron encerrados a los trabajadores, cuando ya estaba desalojado el inmueble, los normalistas decidieron quemarlo. Demandando devolver con vida los 43 estudiantes.

Por otra parte los profesores normalistas ingresaron al Congreso de Guerrero, incendiaron dos mantas y armados con tubos causaron destrozos, se enfrentaron con granaderos.

En definitiva estamos en una crisis de estado, por lo que el gobierno federal y la clase política, deben asumir el reto y mostrar que por una vez en su trayectoria son capaces de advertir lo que tanto aqueja a los que dicen gobernar y representar. La matanza de los estudiantes de Ayotzinapa se dio en un contexto de impunidad en el cual el principal responsable es el gobernador Ángel Aguirre.
lucarrso@hotmail.com
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