viernes, 3 de diciembre de 2010

PEÑA NIETO Y GOBERNADORES

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De acuerdo a las encuestas, si hoy se celebraran las elecciones en México del 2012, Enrique Peña Nieto sería elegido como presidente y el PRI volvería doce años después a los pinos.

Pero para conseguir ese objetivo, Peña Nieto tiene un obstáculo muy importante que superar, más allá de derrotar a la izquierda o a la derecha con candidatos propios o coaligados, es vencer la resistencia de los gobernadores de su partido.

¿Por qué la resistencia del poderoso grupo de gobernadores priistas? Porque si regresa la figura del Presidente priista, los mandatarios tricolores tendrán por encima de su poder el del Presidente.

De esa manera habrán perdido el poder excesivo que han disfrutado a lo largo de toda una década, desde que Vicente Fox derrotó a Francisco Labastida en el año 2000.

En los hechos los gobernadores se convirtieron en una especie de reyes locales sustituyendo en sus feudos al gran monarca que caracterizaba al presidencialismo autoritario.

Son jefes de estado y de gobierno, jefes del partido, jefes de las fuerzas de seguridad, con facultades constitucionales y metaconstitucionales.

La mayoría de los gobernadores del país, controlan a los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y el municipal de su estado, controlan los órganos de fiscalización de las legislaturas, controlan sus institutos de transparencia e información, controlan su comisión de Derechos Humanos, controlan sus organismos electorales.

Lo gobernadores además controlan el Congreso de la Unión a través de sus legisladores y son los que más recursos reciben de la Federación sin estar obligados a rendir cuentas, en suma controlan todo, como antes lo hacía el Presidente a nivel nacional.

Son totalmente libres y autónomos en el manejo de los recursos, en la designación de funcionarios, alcaldes y diputados, programas a ejecutar, designación de amigos para la realización de las obras y poder viajar por el país y el extranjero sin permisos.

Dentro de ese poder absoluto ellos tienen la facultad de en nombrar a su sucesor, designar candidatos a senador y diputados federales que constituye la mejor atribución política alcanzada gracias a la pérdida de la presidencia imperial.

Volver a ser subordinados cuando son jefes, solo lo harían si fueran retrasados mentales. Con un presidente priista no solo perderían completamente su poder, sino hasta correrían el riesgo de que si no hay empatía o no acatan órdenes, los obligan a renunciar o los mandan a la cárcel, como ocurrió en el pasado con varios gobernadores.

Una verdad monda y lironda es que el país vive un estancamiento democrático al pasar del presidencialismo absoluto a un “neo feudalismo, donde gobernadores de todos los partidos, de derecha y de izquierda, se han colocado por encima de las instituciones.

Retomando a Peña Nieto en su arrolladora carrera presidencial, ha provocado fundado temor en panistas y perredistas, en tanto los gobernadores salientes o por concluir su mandato se cuelgan del mexiquense, y los que están en el ejercicio del poder simulan apoyar al PRI elogiando al copete saurio, pero hacen de todo por mantener sus ínsulas intocadas.

En definitiva en el 2012, los mayores enemigos del precandidato presidencial priista Enrique Peña Nieto, no serán los azules o amarillos sino los propios gobernadores priistas, a quienes por razones políticas y económicas no les conviene el regreso del PRI a los pinos, porque sería un paso atrás renunciar a las conquistas y prerrogativas alcanzadas durante los últimos 10 años.

carrsot_l@hotmail.com
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