La pobreza ha sido definida como la insatisfacción de necesidades básicas en el individuo. De acuerdo a cifras del Banco Mundial, en México hay 60 millones de personas que viven en la pobreza, de las cuales, 27 millones están pobreza extrema, sobreviviendo con menos de $2.00 dólares diarios.
Para la clase política la pobreza es tema central en el discurso político. Desde el presidente de la republica, gobernadores y legisladores, todos dicen estar muy preocupados por ella y prometen dedicarle la mayor atención.
Discursear sobre la pobreza, sin crear las condiciones necesarias para su terminación, es hacer imposible tal propósito.
Tal comportamiento evidencia un aventurerismo político, dedicado a ilusionar a los mexicanos en la miseria, mediante frases izquierdistas, que hablan de combatir la pobreza en todo momento, pero que solo lo hacen para obstruir o impedir la verdadera acción contra esa condición social.
En tanto los índices regionales muestran el deterioro de la vida de los latinoamericanos, México proyecta las paupérrimas condiciones en las que sobrevive más de la cuarta parte de su población, según las cifras oficiales.
De acuerdo con información gubernamental, el país tiene 27 millones de personas que no tienen nada que comer ni acceso a los servicios básicos de salud y educación. Tampoco tienen vivienda digna. La mayoría es indígena y vive en las zonas rurales del país.
La pobreza en México se mantiene en niveles inaceptablemente altos en los últimos 15 años, tres lustros perdidos en combatir ese flagelo que afecta a más de la mitad de los mexicanos. El saldo es de desigualdad social y económica, expresada en sesenta millones de pobres que habla por sí sola de un fracaso.
Los peores años de México en materia económica y pobreza datan desde la implantación del neoliberalismo a partir de Miguel de la Madrid hasta Felipe Calderón, cuya política económica ha probado su ineficacia y que ha sumido al país en la debacle.
El neoliberalismo prometió una bonanza económica, estabilidad política estado adelgazado, la realidad es que el PIB en México caerá entre muy por abajo del promedio, incrementando la pobreza y el desempleo, aunado a la inestabilidad generada por la delincuencia organizada, fenómeno social que inhibe la posibilidad de una recuperación de la economía.
Pero si recordamos que el neoliberalismo se planteó no sólo como política económica, sino también como una concepción filosófica del mundo, la última que presenciaría la humanidad, la realidad que resultó un estrepitoso fracaso, evidenciado con un brutal aumento de la pobreza y el deterioro de las clases medias, el crecimiento económico y la equidad social resultó una utopía.
En lo que se refiere a solución de la pobreza y elevación de los indicadores sociales las cifras son francamente malas en México y en todos los países, particularmente en los cuales la doctrina neoliberal se aplicó.
El crecimiento es una condición imprescindible pero no suficiente, por lo que debe instrumentarse políticas sociales mas agresivas que garanticen alimentación, educación, y salud, y abran oportunidades reales de empleo.
En definitiva las únicas vías para superar la pobreza, y por ende la crisis económica, son recurrir al pleno empleo, a la aplicación de una reforma estructural profunda del orden fiscal, así como la inversión pública y privada para potenciar el crecimiento económico y la generación de empleos para disminuir la brecha de la desigualdad social.
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