domingo, 21 de octubre de 2007

JUDIALIZACION DE LA POLITICA

Luis Lauro Carrillo


El actual proceso electoral de Tamaulipas de competitividad partidaria, esta denotando signos de tiempos pasados o retrocesos, donde hay acusaciones de ilegalidades entre los contendientes, que prevén no aceptar el triunfó del vencedor “oficial”, en un entorno de falta de de credibilidad y confianza en la política y sus instituciones.

Desde el inicio del proceso comicial las impugnaciones del PAN, PRI y PRD y otros institutos han estado a la orden del día: inelegibilidad de los integrantes del Consejo Estatal Electoral y del Tribunal Estatal Electoral; presunta corrupción en la compra del material electoral; participación del gobierno con la obra publica en plena etapa comicial.

Asi mismo destacan objeciones a los registros de candidatos a alcaldes y diputados por inelegibles; candidatos sobrados de dinero rebasando topes de campaña, aunado al desprestigio sistemático por parte de los partidos del acto electoral para después controvertir los resultados ante el TEE y TEPJF.

La decisión final recaerá con la resolución del Tribunal Estatal Electoral cuya sentencia deberá ser confirmada o revocada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), al no garantizar las autoridades locales resultados creíbles, ciertos y aceptados inmediatamente por los perdedores.

Las elecciones federales del año 2000 representaron un umbral de la democracia, equidad y credibilidad electoral, recuperándose el valor del voto como el único medio de la transmisión pacifica del poder, revaloración del IFE, un TEPJF con autoridad moral para emitir resoluciones apegadas a la ley, que evitaron conflictos postelectorales.

Sin embargo en las elecciones tanto federales y estatales recientes se reprodujeron los mismos vicios y tendencias ilegales por parte de los partidos políticos, retrocediendo a los tiempos anteriores al 2000, lo que provoco una crisis de credibilidad ciudadana a nivel nacional por la política, sus actores, los partidos y las instituciones.

El Tribunal Estatal Electoral ha resuelto multitud de juicios de nulidad dando origen al fenómeno denominado judialización de la política, que ha significado un enorme desgaste en su acción, por la gran cantidad de asuntos a resolver, con la pérdida de popularidad social ante las reacciones de quienes se han visto afectados por las decisiones TEE.

Entendida la judialización de la política como el intento de resolver por medio de los órganos jurisdiccionales controversias políticos electorales. La “judialización de la política” es un fenómeno íntimamente relacionado con el Estado de Derecho, con la sujeción de los actores políticos al cumplimiento y observancia de las normas jurídicas y de la ley.
El control judicial revela un fenómeno más preocupante la crisis del sistema democrático, de la política, una crisis de legitimación de sus actores, de los procesos de toma de decisiones y de los mecanismos de control popular.

Los políticos y partidos han tomado las sedes judiciales para dirimir las diferencias que deberían resolverse en el campo estrictamente político electoral, situación que acontece con frecuencia porque la ruptura hacia la justicia, es la reacción natural de los perdedores. Cuando interviene el magistrado es porque hay algo que no esta bien, algo que esta torcido.

No pasa inadvertido que los ciudadanos se sienten defraudados de las autoridades por compromisos incumplidos, sin atención a sus principales demandas: seguridad pública, empleos, mejoría de los servicios públicos entre otras. Una partidocracia que pretende imponerles sus agendas, recurriendo a ellos solo en elecciones y sometidos a campañas de marketing político en los medios electrónicos y escritos.

Por otro lado los intelectuales, politólogos, académicos y demás clase pensante mexicana deberían preocuparse más por la crisis del sistema democrático que por la actuación de los órganos jurisdiccionales, los que no tendrían que cuestionarse “a priori” sino en su resolución final.

En definitiva la judialización de la política no debe ser confundida con la partidización política de la justicia, sino algo totalmente opuesto al partidismo, al amiguismo, al corporativismo o de los intereses económico-políticos del momento. Lo que existe es una crisis de las instituciones políticas básicas, pugnemos por la “regeneración democrática”

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