sábado, 13 de abril de 2013

ASISTENCIALISTA EL COMBATE A LA POBREZA.




Tamaulipas, México.- Para vivir y desarrollarse, la sociedad necesita producir bienes materiales. No se puede dejar de producir, como no se puede dejar de consumir. Dia tras dia, año tras año, las gentes consumen pan, carne, leche y otros alimentos, así como también usan ropa, calzado y otros artículos.

¿A qué viene lo anterior se preguntará el lector? Viene a cuento por los cuestionamientos de que ha sido objeto “la Cruzada Nacional contra el Hambre” el programa social del gobierno de Enrique Peña Nieto, en el sentido de ser asistencialista y electorero.

Al efecto el asistencialismo es un modelo que privilegia la improductividad; se otorga a aquellas personas que tienen mayor problema de pobreza e inseguridad; de ahí que los programas que se tienen son de corte asistencial, de suyo son destinados a privilegiar la ineficiencia.

Por tanto resultará difícil por no decir imposible acabar o reducir en su caso el hambre y la pobreza, sin la redefinición de una política donde el estado asuma su ineludible responsabilidad social en la materia que considere a los pobres como sujetos y no objetos del desarrollo, que les eleve su nivel de vida mediante la inducción y apoyos de actividades productivas y culturales.

En otras palabras no se terminará con la marginación extrema con más dadivas o caridad pública o privada, si previamente no se va acompañado de un cambio radical de modelo económico, que se aparte del neoliberalismo excluyente que profundizan las políticas paternalistas y clientelares del pasado.

Una tendencia a la privatización de esta función estatal, a través de dos caminos: la "teletonización" y la "onogeneización" de los programas sociales, a través del Teletón y ahora la Cruzada con la participación de empresas trasnacionales como Pepsico y Nestlé. Totalmente coherentes según Rosario Robles titular de SEDESOL.

Está visto que “Ayudar a los pobres” es un negocio que solo funciona si hay pobres. Un negocio del que viven muchas organizaciones e instituciones, con el que los gobiernos se conservan en el poder, y que a numerosos empresarios les sirve para no pagar o ahorrarse sus impuestos, o fortalecer su imagen.

En tanto gobiernos, como partidos políticos hegemónicos, pero también empresas, fundaciones, parroquias, periodistas, investigadores, y muchos otros, lucran con la pobreza ajena.

Hasta ahora se han estado firmando convenios con distintos gobiernos de los estados para implementar la estrategia con apoyos estatales y municipales, además de otros acuerdos con organizaciones sociales, universidades y empresas privadas.

Por otro lado cabe señalar que vivir al día, con ingresos menores a los 20 pesos diarios constituye un atentado a la dignidad humana, una comida al día consistente en tortilla, café y algunas verduras para millones de niños es un agravio que no se debería permitir.

A ello habrá que sumarle la falta de agua potable, vivienda, salud, educación y sobre todo nutrientes para que el ser humano enfrente los retos que requiere la existencia y que hoy únicamente garantizan la subsistencia.

De tal suerte que México es un país con niños desnutridos y con enfermedades producto de la insalubridad, que no tiene futuro y mucho menos alternativa en el corto ni mediano plazo.

En definitiva México vive una realidad caracterizada por la desigualdad social que profundiza la pobreza y que es producto del cambio del papel del Estado y de sus políticas económicas. El cambio del estado keynesiano al neoliberal que ha provocado el crecimiento acelerado del hambre y la pobreza extrema.
Twitter: @luiscarrs



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