viernes, 15 de octubre de 2010

POLICÍA ESTATAL UNICA

Si bien es cierto que el actual modelo de policía estatal y municipal ha demostrado que ya no responde a las necesidades de seguridad, prevención y persecución del delito en México, también lo es que no es pretexto ni motivo para atentar contra el federalismo entendido este como expresión más acabada de la descentralización política y administrativa.

Viene a cuento lo anterior por la iniciativa de ley presentada por el presidente Felipe Calderón al Senado de la Republica, para reformar la Constitución general de la república para quitarle a los municipios su obligación primigenia de la seguridad pública y la prevención del delito, para transferírselas a los gobernadores.

La iniciativa presidencial establece el “Mando Único Policial Subsidiario" concentra la autoridad de todos los cuerpos policiacos de los estados en el gobernador de cada entidad. Los gobernadores podrán nombrar al titular de las policías y se crearán cuerpos únicos en los municipios que formen parte de zonas metropolitanas de una misma entidad federativa.

Este proyecto legislativo también pretende controlar, e inclusive apoderarse desde el Ejecutivo, de las policías locales al establecer que la Policía Federal podrá asumir la conducción de los cuerpos de seguridad estatales en los estados donde los mandos superiores no cumplan los fines de la seguridad pública, ya sea por “incapacidad, corrupción o cooptación”.

El slogan publicitario denominado “mando único”, que en buen romance quiere decir que el gobernador de cada estado es el que va a manejar las policías municipales, salvo en los casos excepcionales en las que sean éstas un ejemplo de eficiencia, pulcritud y moralidad primaria, lo cual es una fantasía irrealizable.

La creación en marcha de una policía única, implica resucitar la unificación de la legislación federal y estatal, es decir un solo código penal, luego, un solo código civil, un solo código fiscal, etc.; de tal manera que todas las leyes reglamentarias constitucionales sean la única legislación para normar la conducta de la nación.

En los hechos se trata de una solución calderonista para quitar de en medio a los municipios como forma de gobierno republicano, representativo y popular de los estados, y éstos pasarían a convertirse en sucursales de la matriz del presidencialismo autoritario.

Es inconcebible proponer como modelo de eficiencia a las policías estatales, llámese ministeriales o preventivas que ya demostraron en cada entidad el fracaso de los gobernadores en el manejo de las áreas de combate y prevención al delito.

En el caso de las policías federales, tampoco es un ejemplo a seguir, ya que al principio de este sexenio se estableció el “mando único” de la Policía Federal Preventiva sobre la Policía Judicial o Ministerial dependiente de la Procuraduría General de la República, lo cual acabó en un estrepitoso fracaso con un sinnúmero de evidencias de corrupción y de falta de control.

Lo anterior provocó que la policía única tuviera que ser cancelado por el propio gobierno federal, por ineficaz y corrupta, regresándole de nueva cuenta su policía a la PGR, pero manteniendo a la policía preventiva en forma independiente.

Estos testimonios de fracaso de las policías estatales y federales del “mando único” no fueron tomados en cuenta como experiencias negativas, ni fueron impedimento alguno para proponer la reforma que propone el gobierno federal, que tiene el beneplácito de gobernadores y el apoyo de sus legisladores.

Otro argumento de los ejecutivos estatales es el atractivo de los inmensos recursos económicos que se repartirán y se dilapidaran en la seguridad pública que incitará el interés de los virreyes a apoderarse de tales presupuestos y de sus grandes ventajas económicas, sobre todo para las campañas electorales.

El tema de la seguridad pública, la violencia y la delincuencia organizada y común debe abordarse en forma integral, no solo desde el punto de vista policial, sino también desde la, legalización de las actuaciones de las fuerzas armadas, legalización de la droga, el combate al lavado de dinero, la rehabilitación de adictos y la cultura de la legalidad.

En definitiva la creación de la policía estatal única en las entidades federativas, con el argumento seductor, de que la unidad de mando garantiza coordinación y trabajo efectivo, sin límites geográficos ni estructuras que limiten su operancia más allá de no ser la panacea, es la punta del iceberg que emerge contra el federalismo.

cuestion.publica@gmail.com
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1 comentario:

  1. Bien loque dices, solo una pregunta y que es lo que propones como solucion?

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