martes, 8 de enero de 2013

LA REAPARICIÓN DEL EZLN.


La reaparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, coincidió con el fin del ciclo maya de la cuenta larga, realizada con la marcha de quince mil zapatistas en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, otros veinticinco mil en Palenque, Altamirano, Ocosingo y las Margaritas, que forjó el retornó del zapatismo al escenario político nacional

Esta vez el EZLN marchó sin armas, compuesto por hombres, mujeres y niños que desfilaron pacíficamente y en silencio por las ciudades que ocuparon aquel 1º de enero de 1994, cuya presencia constituye un recordatorio al nuevo gobierno encabezado por el presidente Enrique Peña Nieto respecto del problema no resuelto de la cuestión indígena.

Los tres comunicados del 1 de enero del Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI) del EZLN tienen entre otros objetivos:

Reafirmar la presencia del zapatismo como organización política y social en Chiapas; tomar posición frente al nuevo gobierno del PRI y Peña Nieto, emplazar al nuevo gobierno federal o reincide en la política contrainsurgente o reconoce y cumple sus compromisos elevando a rango constitucional los derechos y la cultura indígenas contenidos en los Acuerdos de San Andrés.

Recuperar un papel dirigente en el Congreso Nacional Indígena; Anunciar la reasunción de los vínculos con las agrupaciones que en su momento se integraron al zapatismo a través de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y La Otra Campaña; buscar la vinculación con los nuevos movimientos y organizaciones que han aparecido en el periodo más reciente. Como al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y al #YoSoy132;

Cabe recordar que el entonces presidente Vicente Fox, fue quien envió la iniciativa de reforma constitucional para los derechos y la cultura indígenas elaborada por la COCOPA al Poder Legislativo, con base en los acuerdos de San Andrés, la cual fue hecha a un lado y se aprobó una reforma constitucional en materia indígena diferente, traicionando los referidos acuerdos de San Andrés.

Hoy, el EZLN refrenda frente al gobierno de Peña Nieto, su presencia social, realiza anuncios espectaculares, penetra en el flirteo y la luna de miel del presidente con diversos sectores de la sociedad política. Aspira cubrir el vacío dejado por la izquierda social, favorecido por el descredito de los medios de comunicación masiva y la amplia difusión de las redes sociales.

Por otro lado no se puede soslayar ni desconocer que la ausencia del zapatismo en los últimos seis años, lo alejó de muchos de los grupos que en 2006 se integraron a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, o bien éstos se debilitaron o disolvieron.

Está visto que los ataques a López Obrador por el sub Marcos y el mutis sobre la Política sangrienta de Felipe calderón sembraron en muchos grupos activistas la desconfianza en el zapatismo, y en particular de Sebastián Guillen Vicente, como factores reales de la transformación social, política y económica del país.

Ahora bien superar esas contradicciones y encontrar los puntos de convergencia con las nuevas expresiones del movimiento social de izquierda será el desafío inmediato para el zapatismo. Está claro y no hay lugar a duda de que, en el escenario del gobierno peñanietista los indígenas del sureste y sus aliados en todo el país serán de nuevo actores políticos a los que no se debería ignorar ni subestimar.

De ahí que para el EZLN son propicias para la acción política las condiciones actuales de desigualdad, pobreza, marginación y exclusión que prevalecen para amplios grupos sociales mayoritarios del país, que no sólo se han agravado sino que a ellas se han agregado la inseguridad y violencia delincuencial, que completan el cuadro de un Estado prácticamente fallido

Por tanto la prolongada desaparición de los zapatistas de la escena nacional provocó que en los últimos seis años ninguna fuerza del sistema político, llámese gobierno panista, PRI, perredismo o el grupo lopezobradorista, no hicieron alusión alguna en su discurso al zapatismo ni a los pueblos indígenas.

En definitiva la reaparición del EZLN y los comunicados del Comité Clandestino Revolucionario Indígena constituyen una demostración de la fortaleza de este movimiento surgido de las luchas de liberación nacional y manteniendo sus demandas de reivindicación y autonomía indígena. El sub Marcos, ajeno a los chantajes de los políticos se mantiene en la selva de Chiapas, esperando con paciencia a que las autoridades sepan dialogar.
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