martes, 4 de diciembre de 2012

EL PACTO POR MEXICO.


Con la firma del Pacto por México por los líderes nacionales del PRI, PAN y PRD, promovido por el presidente Enrique Peña Nieto, está de vuelta el pactismo, como modelo de negociación política, aunque sin la participación social de entrada parece ser un buen inicio que los partidos políticos de oposición demuestran su disponibilidad para reconstruir México.

Sin embargo las experiencias pasadas nos dicen que llevamos ya muchos años y muchas administraciones hablando de Pactos de La Moncloa a la mexicana que nunca terminaron de funcionar, porque no aterrizaron en lo fundamental y además no constituyen o forman parte de acciones con objetivos estratégicos mismos que se traducen en un catálogo de buenas intenciones.

De ahí que concertar acuerdos entre el PRI, el PAN y el PRD. Los tricolores y azules lo hacen por identidad y coincidencia en el modelo económico impulsado desde la década de los ochenta, por esa coexistencia entre patrones y cúpulas conservadoras, el país está cada día más subordinado al gran capital.

Para el PRD la firma del pacto por parte de Jesús Zambrano es a título personal, que no los obliga porque buena parte de sus bases y una multitud de mexicanos no aprueban las negociaciones y menos aun la aceptación de un pacto por México sin que se establezcan condiciones mínimas.

El nuevo pacto PRI, PAN y PRD, tampoco cuenta con presencia social. No se convocó a la ciudadanía para la presentación de iniciativas, ni se compartió con la sociedad los borradores del documento. En consecuencia el Pacto por México es un manuscrito negociado por políticos, sin liderazgo social y de espaldas a lasociedad.

Por tanto las propuestas del PRI y el PAN deviene de improcedentes sobre la mesa: 1) Sociedad de derechos que incluye seguridad social universal; 2) crecimiento económico, empleo y competitividad para lograr un crecimiento entre cinco y siete por ciento anual; 3) seguridad y justicia; 4) acuerdo para la transparencia y rendición de cuentas;5) acuerdo para la gobernabilidad, que pretende incluir todos los temas de corte político y electoral.

Por qué juzgamos irrealizables los planteamientos del PRI y el PAN? porque como partidos o como gobiernos-, tienen tres décadas sin ofrecer resistencia a la imposición de “ajustes estructurales” definidos fuera de México, por el consenso de Washington.

Por otro lado la viabilidad del Pacto dependerá de una reforma fiscal profunda que aumente significativamente la capacidad recaudatoria del gobierno, pues varias de las propuestas requieren de mayores o nuevas partidas presupuestales, especialmente las que tienen que ver con el cumplimiento de los derechos sociales, las de seguridad y justicia y las referentes al crecimiento económico.


En cuanto a los derechos sociales y la seguridad social, serán derechos no ejercidos en tanto se observe la ortodoxia de la disciplina presupuestaria o la obligación de eliminar el déficit público que imponen desde Washington.


En el tema del crecimiento económico, el empleo y competitividad en un rango del cinco al siete por ciento anual constituirá una utopía, tomando en cuenta que la economía norteamericana ha entrado en recesión y las prioridades del gasto y la inversión pública no son el crecimiento sino el pago de los empréstitos.

En ese tenor, el crecimiento económico se verá limitado, como hasta ahora, ya que la liberalización financiera, especialmente de los tipos de interés, estimula la especulación y la usura.


El tipo de cambio y la liberalización del comercio internacional mediante la eliminación de las escasas barreras arancelarias y a la inversión extranjera directa, son decisiones para el abaratamiento de la mano de obra mexicana, los productos primarios, la escasa manufactura y el saqueo de recursos naturales, son del interés de Washington y no de México.


Por lo que hace a la seguridad, la transparencia y la gobernabilidad resultan del desarrollo económico y social verdadero e independiente, producto de la voluntad política y la democratización que no se advierte hasta hoy en la clase gobernante.


En definitiva lo más saludable seria firmar pactos que tuvieran como objetivo la estabilización del proceso de transición al sistema democrático y la adopción una política económica que se aparte del neoliberalismo, para abatir la pobreza, corregir los desequilibrios entre el capital y el trabajo y entrar a una dinámica de crecimiento real, sin violencia, ni corrupción, no obstante décadas de atraso que registra México.
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1 comentario:

  1. Con Peña Nieto llego el salinismo por aquello de las designaciones de secretarios y los mentados pactos.

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