martes, 11 de septiembre de 2012

MORENA LA SALIDA DE AMLO.



El pasado domingo en la ciudad de México Andrés Manuel López Obrador determinó separarse del PRD; PT y Convergencia en su discurso ante un zócalo prácticamente lleno, donde decidió construir de su movimiento un partido político diferenciado de los que existen, que sirva a la causa de la democracia y de la izquierda.

En su mensaje indicó: “En lo que a mí corresponde, en esta nueva etapa de mi vida, voy a dedicar toda mi imaginación y trabajo a la causa de la transformación de México. Lo haré desde el espacio que representa MORENA, por esta razón me separaré de los partidos del movimiento progresista”. “No se trata de una ruptura, me despido en los mejores términos". Estamos "a mano y en paz" con el PRD”.

“Muy poco tengo que decir sobre lo torcido del proceso electoral porque casi todo es de dominio público. Si acaso subrayo, aunque tampoco es novedad, que se violó el artículo 41 de la Constitución que establece que las elecciones deben ser libres y auténticas”.

“En contraste, ya estamos viendo que en el gobierno de Peña Nieto ocuparán los puestos más altos, los hombres y las mujeres del más bajo nivel moral” “En consecuencia, reitero, no voy a reconocer a Peña Nieto como presidente legítimo de México”.

Así pues, la decisión de López Obrador de transformar a Morena en partido político estaba más que cantada. Sus diferencias de fondo y de forma con el PRD eran de sobra conocidas, y su matrimonio temporal y de conveniencia con el PT y el MC, más temprano que tarde terminó en el divorcio.

Sobra decir que Andrés Manuel López Obrador no se va a su casa ni a su rancho. Morena se convierte en partido político donde el “Peje” ha cobijado y crecido al PT y al Movimiento Ciudadano, sin el tabasqueño estas organizaciones hubiesen desaparecido.

Todo parece indicar que AMLO optó por una “separación pactada” que evitó una guerra fratricida. El tabasqueño tiene la mirada puesta en Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cuenta con una enorme base social pero su vocación mesiánica y su carácter obstinado provocaron profundas divisiones en el PRD en los últimos años.

Ahora bien la izquierda, está frente a una disyuntiva real: seguir el liderazgo de un hombre que ha demostrado una y otra vez su capacidad para movilizar y entusiasmar a poco más o poco menos de un tercio del electorado pero que se rehúsa a abrir su movimiento a quienes piensan diferente.

O apostar por un intento de izquierda moderna, abierta e incluyente, mucho más pragmática y enfocada a conquistar a ese sector de la opinión pública y de los votantes sin el cual no se construyen mayorías electorales o legislativas: el centro.

Cabe señalar que el hecho de que AMLO obtuviera el segundo lugar y la tercera parte de la votación en las elecciones pasados, automáticamente se traduce en peso político y liderazgo social. Sobre todo en influencia mediática, que aquí entre nos, ha sabido utilizar

Surge una pregunta ¿Suma a algunos esos resultados? Sin duda si, refuerza las convicciones de sus seguidores, sin embargo genera rechazo entre un segmento de los votantes como los moderados, los indecisos y las mentes críticas que no acaban de sentirse cómodos con la forma de hacer política de López Obrador.

Por tanto el PRD habrá de aprovechar la salida de López Obrador para finalmente definirse como un partido “socialdemócrata” de corte europeo, promotor de la pacificación e integración de las tribus y encumbrar a Marcelo Ebrard como el siguiente caudillo.

Retomando el adiós de López Obrador este representa forzosamente un reacomodo de la izquierda mexicana, expresada en una alianza de centro progresista, que tuvo una evolución ideológica entre dos extremos: el arranque desde el socialismo marxista leninista y el del momento actual posicionado en un socialismo de derecha.

Por consecuencia la tercera vía de la socialdemocracia, consistente en una ideología light que no rompe con la estructura capitalista de poder pero desarrolla acciones de beneficio social popular, que características del estado de bienestar.

Por otra parte la negativa del PRD de seguirlo en su aventura de confrontación por segundo sexenio consecutivo y la decisión perredista de reconocer a Enrique Peña Nieto como presidente constitucional dejó a López Obrador sin margen de maniobra.

En definitiva con la salida de Andrés Manuel López Obrador del movimiento progresista (PRD, PT y Movimiento Ciudadano), al margen de la fragmentación del espacio de centro izquierda, el tabasqueño con su Morena y capital político electoral contendrá por la presidencia de la republica en el 2018.
Twitter: @luiscarrs















1 comentario:

  1. Es una salida digna del lider social, seguramnte intentara por tecera ocasion pelear la presidencia, nuevo partido y millones de seguidores.

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