viernes, 4 de mayo de 2012

EL DEBATE PRESIDENCIAL



Este domingo 6 de mayo el IFE efectuará en el World Trade Center de la Ciudad de México el primer debate electoral entre los candidatos presidenciales, participarán Enrique Peña Nieto del PRI, Josefina Vázquez Mota del PAN, Andrés Manuel López Obrador de la izquierda Unida y Gabriel Cuadri de Nueva Alianza, mismo que será moderado por la periodista Guadalupe Juárez Hernández.

Cabe decir que los temas a debatir son: Economía y empleo; seguridad y justicia; desarrollo social y desarrollo sustentable. Los candidatos sólo podrán auxiliarse de documentos impresos necesarios y se abstendrán de utilizar dispositivos o medios electrónicos como computadoras, tabletas, teleprompter o micrófonos.

Conviene señalar que los debates son herramientas que utilizan las democracias para que el público pueda conocer mejor a quienes con su voto, entregarán el mandato para que tome decisiones colectivas en nombre suyo. Constituyen un espacio ideal para confrontar ideas, propuestas y proyectos para demostrar que tienen los mejores argumentos para gobernar un país.

Cabe subrayar que en el México de incipiente democracia no existe una cultura política desarrollada de este tipo de ejercicios, por lo que los debates son indispensables y necesarios en la competencia democrática por el poder.

Como podrá verse en las tres últimas elecciones presidenciales, los debates han marcado para bien o para mal a alguno de los candidatos participantes:

De esta manera en 1994, Diego Fernández de Cevallos fue el ganador aunque perdió la presidencia; en 2000, Vicente Fox ganó y en 2006 ganó Felipe Calderón, pero fue opacado por la denuncia en su contra que hizo López Obrador, de haber beneficiado a una empresa de su hermano político, Hildebrando Zavala.

Así pues habrá que ver si el primer debate presidencial puede ser el parteaguas que cambia la historia en favor de Josefina Vázquez Mota o de Andrés Manuel López Obrador para que la tendencia de intención de voto prácticamente estacionada desde noviembre pasado, favorezca a alguno de los dos.

En cambio Enrique Peña Nieto, es el que tiene menos que ganar y mucho que perder, está en primer lugar a una distancia de más de 10 puntos porcentuales sobre Vázquez Mota y López Obrador, una amplia ventaja que hasta hoy, ninguno de estos candidatos ha dado muestras claras de disputarle el triunfo.

De ahí la negativa previa de EPN a participar en debates radiofónicos, en foros abiertos a preguntas de la audiencia, en encuentros con universitarios, a entrevistas en vivo, intercambios con analistas y a todo debate fuera de los dos obligatorios ordenados por el IFE con los otros candidatos presidenciales. Más allá de que sus adversarios políticos le cuestionan falta de capacidad de debatir.

De tal manera que los asesores de Peña Nieto exhiben su pragmatismo. Prefieren asumir el costo de tales críticas que exponer al candidato puntero en las encuestas.


Los debates no expresan quién puede ser buen o mejor presidente, pero presentan una parte de sus fortalezas. Esto, claro, cuando son debates de verdad.


En la real politik los debates presidenciales en México, los electores no verán con claridad quién está mejor preparado ni más compenetrado con los problemas nacionales y sus probables soluciones, sino quién tiene la capacidad e inteligencia para interpretar mejor el rol que le han confeccionado sus asesores de cabecera.


En definitiva los debates presidenciales no deben ser encuentros cosmetizados para el trámite, sino un ejercicio democrático real, muy significativo para las campañas electorales, como una fuente valiosa de información para los electores quienes podrán o no reafirmar sus simpatías por un candidato y a los indecisos con más elementos les ayudaran a tomar una decisión correcta para sufragar.
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