viernes, 10 de junio de 2011

LA LIBERTAD DE EXPRESION


El pasado 7 de junio se celebró una fecha más del día de la libertad de expresión en México, festejo que nació en 1951, cuando los directores de los principales diarios de de la capital del país se reunieron en una comida con el entonces presidente de la República, Miguel Alemán Valdez.

De ahí el día de la libertad de expresión constituyó un acto de servilismo y zalamería al llamado primer mandatario del país, desde el sexenio de Miguel Alemán al de Ernesto Zedillo, mismo que se replicó en los estados con los gobernadores y presidentes municipales.

La libre manifestación de las ideas está consagrada en los artículos 6º y 7º; de la Constitución General de la Republica, es un derecho fundamental, una garantía individual, que tienen todo los mexicanos de manifestarse libremente y hablar sin censuras, siendo este derecho humano esencial para posibilitar el funcionamiento de la democracia y de la participación pública en la toma de decisiones.

El derecho a la libertad de expresión tiene por objeto expresar libremente pensamientos, ideas, puntos de vista y opiniones, concepto amplio dentro del que deben incluirse también las creencias y los juicios de valor.

El ejercicio del derecho a expresarse libremente es una de las condiciones de existencia y de un régimen democrático, es decir una condición necesaria para que se pueda considerar que en un determinado país hay democracia.

La posibilidad de que todas las personas participen en las discusiones públicas constituye uno de los bienes más preciados para una sociedad, siendo el presupuesto necesario para la construcción de la racionalidad discursiva, que permita la generación de consensos y la toma de decisiones entre los componentes de los diversos grupos sociales.

El intercambio de opiniones e informaciones que se origina con la discusión pública contribuye a formar la opinión personal, la cual al juntarse con la de los demás integrantes de la comunidad, conforma la opinión pública.

La libre emisión de las ideas contribuye al ejercicio de otros derechos y libertades fundamentales como la libertad de prensa, de información, de reunión, de asociación, de petición, de participación política y de la existencia de una opinión pública libre y solida.

Las limitaciones a la libertad de expresión son cuatro: los ataques de la moral; los derechos de tercero, cuando se provoque un delito o cuando se perturbe el orden público. Estas restricciones en nombre del orden público y de la seguridad nacional se han considerado excesivamente amplias, ambiguas y vagas.

Cuando se coarta la manifestación de pensamiento, prohibiendo y censurando las polémicas, conversaciones, publicaciones editoriales, noticias, los discursos, las conferencias se está preparando a la sociedad el camino de la esclavitud intelectual que trae aparejada la ruina moral.

Por otro lado México vive uno de los momentos más dramáticos en materia de libertad de expresión, sintetizado en 39 asesinatos de periodistas en los últimos tres años así como 12 desaparecidos, aunados a las cientos de agresiones documentadas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Reporteros Sin Fronteras y la Sociedad Interamericana de Prensa, han señalado que México es el país más peligroso para ejercer el periodismo en América Latina, siendo los principales obstáculos la violencia delincuencial, la corrupción, la impunidad, las agresiones de cuerpos policiales y castrenses y falta de voluntad política para resolver ataques contra periodistas y para garantizar su seguridad.



En definitiva no obstante lo anterior el ejercicio de la libertad de expresión por medio del periodismo debería realizarse a la luz de la credibilidad, objetividad, imparcialidad, veracidad, atribución, sin censura, ni autocensura, con periodistas independientes, sin compromisos y amarres adquiridos en la esfera pública en perjuicio del pluralismo informativo, garantizando su seguridad personal.
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