viernes, 6 de diciembre de 2013

APROBADA LA REELECCIÓN LEGISLATIVA.


Ernesto Cordero(PAN) Emilio Gamboa(PRI) Miguel Barbosa(PRD)
Tamaulipas México.- La prohibición de la reelección legislativa no constituye ningún obstáculo a las reglas de juego para la estabilidad democrática de un país, ni para la transformación de un sistema político de acuerdo al diseño institucional.

Viene a cuento lo anterior por la aprobación por parte del Senado y Diputados de la reforma política-electoral que establece cambios al sistema político mexicano, como la reelección de legisladores y alcaldes, la creación del Instituto Nacional de Elecciones (INE) y la posibilidad de gobiernos de coalición.

Cabe decir que el problema en México no es de reglas políticas, sino de actores que se apegan a ellas y a sus resultados cuando así les conviene y cuando no se ajustan a sus intereses recurren al fácil expediente de salirse del juego desconociéndolas.

Al efecto al PAN no le gustó la reforma fiscal, pero tuvo que aguantarse, al PRI no le convencía la reelección decidida por el PAN y el PRD, tuvo que aceptarla; al PRD no le gusta la energética pero así lo resolverán el PRI y el PAN, este a condición de aprobarse la reforma electoral.

De hecho es lo que hizo el Pacto por México. Cuando falla el juego de los acuerdos de los pactantes, la cuestión se somete a votación del legislativo y prevalece la posición de quien quiera que obtenga la mayoría.

Desde esa perspectiva la reelección consecutiva será una realidad a partir de 2018, después de ochenta años de estar prohibida, los legisladores podrán volver a aspirar a repetir mandato hasta por 12 años. Los alcaldes podrán reelegirse por un periodo más.

De ahí que los Senadores podrán ser electos hasta por dos periodos consecutivos y los Diputados hasta por cuatro periodos consecutivos. La postulación sólo podrá ser realizada por el mismo partido o por cualquiera de los partidos integrantes de la coalición que los hubieren postulado; tratándose de candidatos independientes, sólo podrán postularse con ese mismo carácter.

En ese contexto se creó el Instituto Nacional Electoral (INE), que sustituirá al Instituto Federal Electoral, quien organizará las elecciones federales y coordinará con los órganos de los estados para las locales cuyos consejeros estatales serán nombrados por el INE, quien podrá organizar contiendas en los estados a petición de una entidad o atraerlas cuando considere que pueda haber inequidad.

Por otro lado la reforma política estableció que la Procuraduría General de la República se convertirá en Fiscalía General a partir de 2018 y tendrá dos fiscalías especializadas: una en delitos electorales y otra en combate a la corrupción. Su titular será nombrado por dos terceras partes del Senado y podrá ser removido por el presidente, con el aval de la mayoría calificada de la Cámara alta.

Ahora bien retomando el tema de la de la reelección legislativa aprobada por el Senado, consideramos que la reelección legislativa, permitirá el enquistamiento nocivo de las burocracias partidistas para perpetuarse en la Cámara de Diputados y de Senadores por la vía de la representación política.

No cabe duda que llevaría a tentaciones de abuso de poder político y económico que frecuentemente resultan irresistibles para muchos políticos e impediría la movilidad política y la renovación de la elite y como consecuencia debilitaría inherentemente a la clase política tan ahora desprestigiada.

Se debe señalar que el empeño de permanecer a toda costa en una posición de poder político; existe la posibilidad de desarrollar tendencias oligárquicas de los partidos políticos, en la formación de alianzas y vínculos “clientelares” entre representantes políticos y grupos de interés.

Por tanto la reelección es lisa y llanamente un cómodo asidero para terminar la demolición de la democracia representativa, ya de por sí vulnerada con las posiciones regaladas y denominadas eufemísticamente como plurinominales.

En ese tenor cabe subrayar, que en política la apertura y la renovación son oxígeno puro y si hoy vemos en un eterno saltimbanqueo la repetición de los mismos apellidos en escaños, curules y Alcaldías, con la reelección se volverían inexpugnables los accesos para nuevos cuadros y/o ciudadanos con méritos y verdaderos deseos de servir, no de servirse.

Por consiguiente sobra decir que personas distintas, ideas nuevas, mejores propuestas y no más incrustamiento fruto de imposiciones partidistas cupulares, es lo que realmente necesita una democracia real y no burocracias legislativas.

El argumento de que para que los legisladores tengan “un vínculo más estrecho” con los electores que ahora se esgrime, este resulta contradictorio con el artículo 41 constitucional vigente que establece que los diputados representan a la nación es decir a la totalidad de los mexicanos.

En definitiva la reforma electoral en lo que respecta a la reelección legislativa promoverá el enquistamiento nocivo de las élites, impedirá la movilidad política, el verdadero poder reeleccionista radicará en las cúpulas partidarias, y no en el voto ciudadano, un legislador podrá aspirar a reelegirse por el mismo partido que lo postuló, o haya renunciado a él antes de cumplir la mitad de su gestión.
lucarrso@hotmail.com
Twitter: @luiscarrs




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