jueves, 10 de octubre de 2013

Tránsfugas parlamentarios.


Tamaulipas México.- El nomadismo político, la fragmentación partidista, ideológica y política por razones de deslealtad o conveniencia, es uno de los problemas que ha generado la democracia representativa. De ahí que el juego de las traiciones y simulaciones es consustancial a la hora de hacer política.

Viene a cuento lo anterior por la renuncia de los diputados locales Olga Patricia Sosa Ruíz y Juan Diego Guajardo Anzaldua, al Partido Verde Ecologista de México (PVEM) para incorporarse como miembros del grupo parlamentario del PRI, sumando con esto un total de 19 legisladores tricolores constituyendo la mayoría absoluta en el Congreso del Estado.

Para ello, Sosa Ruíz y Guajardo Maldonado fueron postulados por el PVEM, quienes ganaron las diputaciones de mayoría relativa, la primera por el distrito XXII de Tampico Sur; mientras que el segundo el distrito VIII con cabecera en Río Bravo respectivamente. Cabe señalar que la Diputada Sosa originalmente milito en el PRI y Guajardo Anzaldua en el PAN.

Pero vayamos por partes ¿Qué debemos entender por transfuguismo? En sentido gramatical son aquellas personas que huyen de una parte a otra; esto es, el transfuguismo político en sentido amplio será aquellos que pasan de un partido a otro, independientemente de las causas, el móvil y las circunstancias.

En otras palabras el transfuguismo parlamentario es la forma de hacer política de aquellos representantes que, traicionando a sus compañeros de partido, pactan con otras fuerzas políticas para cambiar o mantener la mayoría en los parlamentos. Es una práctica donde la deslealtad, la traición y la disidencia partidista se han convertido en una actividad de rentabilidad política y económica.

No cabe duda que la finalidad de los tránsfugas parlamentarios no es ir por el cargo de elección popular, porque ya lo tienen, sino por un espacio legislativo de amplias expectativas y diferente al que los llevó a la representación política.

Dicho de otro modo, Ir por otro partido cuando el suyo no le garantiza poder, ventajas y acenso político, sea porque se le considere un demócrata ejemplar o un oportunista inmoral, o las dos cosas al mismo tiempo, su comportamiento no es ilegal, pero está tomando carta de naturalización como práctica común del juego político mexicano.

Por consiguiente el transfuguismo plantea un debate desde la filosofía política: si es aceptable o no permitir las traiciones en el marco de la libertad política ¿Es válido imponer reglas de derecho que limiten la libertad de los transfuguistas? ¿Es razonable o no prohibir el derecho a la participación política por la movilidad partidista?

A juicio nuestro juicio la respuesta es no, porque prohibir la libertad de postularse por otro partido que no es el suyo o cambiar ya electo de fuerza política diferente al que pertenece, sería anticonstitucional porque violaría la garantía de la posibilidad de ser votado y por otro lado se violentaría el derecho a la titularidad del cargo elegido, que no corresponde al partido, justificándose el transfuguismo.

Sin embargo en los hechos la traición, la indisciplina o el disentir partidista comienzan son recompensados, lo cual viene a desquebrajar la unidad partidista, debilitar su ideología, desplazar indebidamente a militantes y, por ello, defraudar a la base electoral de un partido.

Por tanto, el tránsfuga, se guía por su pragmatismo y convicción de la defensa de sus derechos individuales, manteniendo intactos sus valores “democráticos”, con lo cual el romper con quienes le proporcionaron los medios para su elección, puede ser una conducta lícita pero moral y políticamente incorrecta.

Por otra parte con la tránsfuga de los legisladores Sosa Ruíz y Guajardo Maldonado a la bancada del PRI en el Congreso del Estado también permitió que la Junta de Coordinación Política recayera en Ramiro Ramos Salinas todo el trienio en su calidad de coordinador parlamentario del PRI, esto por tener la mayoría absoluta los integrantes de la actual legislatura.

En definitiva la tránsfuga de Olga Patricia Sosa y Juan Diego Guajardo del PVE al PRI, si bien se hizo en el marco de la libertad política, también lo es que su comportamiento está asociado con los aspectos más negativos de la naturaleza humana como son la traición, deslealtad, codicia, oportunismo, avaricia, doblez e inmoralidad política, que fueron los medios para romper con sus partidos.
lucarrso@hotmail.com
Twitter: @luiscarrs



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