domingo, 12 de agosto de 2007

CRIMINALIDAD

Luis Lauro Carrillo
Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a su mesa; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir(José Marti).
En teoría el sometimiento de gobernantes y gobernados al mandato de la Ley es la condición necesaria e indispensable para el desarrollo armónico de los individuos y la sociedad para la vigencia del estado de derecho
La criminalidad en Tamaulipas ha registrado un crecimiento desmesurado durante los últimos años, la cifra negra del crimen-medida se obtiene de la diferencia entre el número de denuncias presentadas y el número de delitos cometidos en la entidad como en la republica incrementadose los delitos al doble de lo reportado oficialmente.

Lo que implica que tan sólo uno de cada cuatro delitos cometidos en la entidad fueron denunciados ante las autoridades, confirmando el grave problema de inseguridad que enfrenta el estado y la poca confianza de la sociedad en las autoridades de seguridad publica y procuración de justicia en la prevención y combate a la delincuencia.

No pasa días sin que los medios de comunicación electrónicos e impresos nos muestren que los delitos son más numerosos que lo indicado por las estadísticas, invariablemente en la parte negra se encuentra la policía. Algunas veces en forma activa, otras soterradamente y en otras ocasiones como ex comandantes, ex agentes, ex ministeriales, tomando partido entre las fuerzas del hampa.
El monto de las pérdidas económicas de las victimas revela lo atractivo de las actividades criminales, teniendo en cuenta que la mayoría de ellas no se denuncian. Ello equivale a que los ingresos ilegales son tan seguros como los que se obtienen del sector formal, con la ventaja de que los criminales no pagan impuestos por ese ingreso.
Las cifras expresadas en diversos estudios sobre la seguridad ciudadana revelan la preocupante magnitud del problema de inseguridad que se vive en todo Mexico y demuestran que hoy en día el crimen organizado y el común han florecido porque es una opción muy rentable. La impunidad ha conllevado a que las actividades delictivas sean sustitutos favorables de las actividades legales como fuentes de ingresos.
Otro factor que contribuye al problema de inseguridad es la fragmentación de las políticas públicas de seguridad, carencias de estrategias y tácticas, descoordinación operativa de los cuerpos policíacos de los tres niveles de gobierno. La policía es uno de varios instrumentos de una política pública de seguridad ciudadana pero la policía no es la seguridad pública.
Los grandes esfuerzos y recursos que el ejecutivo estatal destino para erradicar la inseguridad pública, asi como la definición de objetivos en común, los responsables de prevenir y combatir la delincuencia no han rendido los resultados esperados, están mas preocupados por el índice delictivo que por la prevención y persecución del delito.
Siendo necesario desterrar de raíz las sospechas sobre la policía ministerial de proteger y encubrir el delito organizado, de controlar las ordenes de aprehensión y de investigación para su beneficio, con acciones de depuración; reformar la ley del ministerio publico para que no actué como juez instructor sin control de la legalidad decidiendo las consignaciones a su arbitrio y consecutivamente erradicar la corrupción judicial a fondo.
Que los estudios que el Instituto para la reforma Integral de Justicia y demás instancias involucradas formulen estén sustentados en ensayos o investigaciones sobre el papel de los cuerpos policíacos, ministerios públicos, jueces, que generen propuestas para combatir la inseguridad publica, persecución del crimen para lograr justicia, que permitan el establecimiento de un sistema confiable de seguridad, de procuración e impartición de justicia.
La criminalidad, ha cobrado un nivel al que no estábamos acostumbrados, por desgracia parece parte del paisaje cotidiano. Debido a la parcelación de políticas de seguridad publica, ineficiente combate al crimen organizado y común, ausencia de una legislación federal que uniforme y coordine estratégica y tácticamente a las policías de los tres ordenes de gobierno.

En definitiva la solución del problema de inseguridad publica requiere de acciones que tiendan a eliminar las causas estructurales (deterioro económico, estado psicopatológico) que propician o hacen posible el delito, implementar la cultura de la legalidad, con un sistema moderno de seguridad, procuración y administración de justicia que prevenga, persiga y castigue apropiadamente a los criminales.

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